Era una gran oportunidad para levantar cabeza, para cambiar la cara que Argentina había mostrado ayer ante Lituania. Lamentablemente, la contundente derrota 87-62 ante España en el cierre del triangular de Orense sólo fue una nueva señal de alerta, otro signo de preocupación a sólo 15 días del debut en los Juegos Olímpicos.
Sin Ginóbili desde el inicio, Argentina salió a la cancha con Prigioni, Delfino, Nocioni, Scola y Oberto. Los locales arrancaron mejor y rápidamente se pusieron 4-0 arriba, pero el equipo de Hernández se arrimó gracias a los lanzamientos externos de Nocioni y Delfino. Sin embargo, llegando a la primera mitad del cuarto inicial España se hizo fuerte en la zona pintada y pudo escaparse 14-8 con un triple de Berni Rodríguez.
A esa altura del partido, Argentina mostraba una mejor cara que ante Lituania, pero seguía fallando en aspectos importantes: Prigioni estaba algo impreciso en la conducción, por momentos Delfino dejaba de lado el juego colectivo y entraba en una suerte de anarquía, y los internos sufrían mucho en la llave. Pese a ello, el campeón olímpico se mantenía a tiro con la buena efectividad en tiros de tres puntos y terminó los primeros 10 minutos sólo cinco puntos abajo (21-16).
Igual que frente a Lituania, el ingreso de Paolo Quinteros pagó buenos dividendos, pese a que la pelota circulaba más de lo debido por el perímetro y no lograba llegar a la pintura. El escolta entrerriano terminó la primera mitad con 9 puntos y fue el símbolo de la reacción de un equipo argentino que llegó a igualar el marcador a falta de 5:23 para el cierre del segundo cuarto (30-30). Sin embargo, el panorama se complicó por las protestas a los árbitros (dos faltas técnicas) y la preocupante cantidad de pérdidas. Encima, España empezó a funcionar a pleno de la mano de Ricky Rubio.
El juvenil base, un enorme proyecto que parece no tener techo, le hizo la vida imposible a Antonio Porta y manejó a placer la ofensiva de los locales, que se fueron al descanso largo con ventaja de 9 puntos (44-35).
España abrió el tercer cuarto tirando libres aprovechando otro gesto de indisciplina argentino (falta técnica a Leo Gutiérrez). La diferencia se mantuvo hasta la mitad del período (48-38) y el dominio local no cambió pese al ingreso de Ginóbili. El habitualmente exitoso pick and roll entre Prigioni y Scola no funcionaba en la tarde de Orense y los triples de Delfino sólo servían para maquillar en el resultado un flojo desempeño colectivo.
Con muchos jugadores cargados de faltas (Scola, Oberto, Román González y Nocioni, todos con cuatro personales) y demasiadas protestas, Argentina encaró el tramo final del encuentro. En los números, el partido estaba al alcance de la mano. En el trámite, no. El Chapu Nocioni se fue por cinco faltas, y enseguida Prigioni perdió la paciencia y se hizo cobrar una técnica que Calderón cambió por cuatro puntos desde la línea para el 71-56 parcial.
Atento a la falta de reacción de su rival, España aprovechó para lucirse ante su público. Al fin y al cabo, no todos los días se le puede ganar por 25 al campeón olímpico. Argentina lo permitió, anotando sólo 7 puntos en el último cuarto, todos desde la línea de libres. Un final para el olvido de una gira ibérica que dejó tres derrotas y muchas preocupaciones. Afortunadamente, todavía hay tiempo para mejorar y el crédito siempre está abierto para estos jugadores.
Sin jugar bien, Delfino se las arregló para ser el goleador argentino, con 15 puntos. Nocioni aportó 12 y Quinteros hizo 10, mientras que Ginóbili terminó con 5 en sólo 15 minutos de acción. Juan Carlos Navarro fue el máximo anotador de España y del juego: 16 tantos.